lunes, 6 de enero de 2014

Miguel Antelo: ‘Mi pasión es Oriente, no tengo otro amor’



Fue dirigente del fútbol boliviano desde la “época de oro”, aquella en la que llegó a compartir con hombres de la talla de Mario Mercado o Rafael Mendoza, entre otros. Miguel Ángel Antelo, que acaba de cerrar otro ciclo como presidente del club de sus amores, Oriente Petrolero, recuerda cómo fueron esos años, y también cuenta lo que le tocó vivir en la más reciente etapa del balompié nacional. Se marcha feliz por haber servido dos veces como presidente del albiverde.

— ¿Cuándo y cómo se inició usted en la dirigencia del fútbol?

— Como dirigente comencé en 1982. Antes los presidentes de Oriente eran los mismos que de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). A mitad de ese año, en el restaurante Don Miguel, tradicional de esa época en Santa Cruz, el entonces titular Mario Suárez nos entregó el club a un grupo de simpatizantes que éramos profesionales porque ya no podía mantener al equipo. Ahí me inicié como tesorero de la gestión encabezada por Luis Marcelo Roca.

— ¿Y cuándo asumió por primera vez la presidencia del club?

— En mayo de 1985 el sindicato de YPFB intervino el club durante dos meses y llamó a elecciones, entonces hubo gente que me pidió participar y gané. Asumí mi primera gestión desde ese año hasta 1994. Fue un periodo extenso lleno de alegrías y también complicaciones.

— ¿Usted era de los Quijotes o mecenas de esa época?

— Sí. Yacimientos dejó de dar un peso y toda la carga económica del equipo cayó en nuestros bolsillos, no sólo míos sino de muchos mecenas generosos a los que yo pertenecí.

— ¿Quiénes eran?

— Eran unos señores dirigentes como Mario Mercado, Rafael Mendoza, Tito Paz, Rolando Aguilera y otros que marcaron la época de oro de la dirigencia, porque mantenían con su dinero a los clubes y trabajaban por el beneficio del fútbol sin intereses personales.

— ¿Recuerda algún dato en especial de esa época?

— Dos. Le cuento: Oriente no viajó a un partido en La Paz y no hubo tiempo para enviar al equipo juvenil, y justo nos tocaba jugar contra Bolívar, que nos podía dar walk over y no- sotros descender; pero no ocurrió ello porque Mario (Mercado) ordenó a su club no presentarse, si lo hacía Oriente descendía; en cambio seguimos siendo parte de la Liga.

— ¿Y el segundo?

— Fue en el campeonato que Oriente ganó en 1990. Jugó Luis Cristaldo, entonces Bolívar impugnó porque no era boliviano y nosotros podíamos perder el título, pero hablé con Mario y me dijo: “Es cierto, Oriente ganó en cancha y Bolívar no puede ser campeón en mesa” y dejó de lado aquella impugnación.

— ¿Cuáles fueron los mejores momentos de entonces?

— Jugamos seguido Copa Libertadores y en 1987 eliminamos a los paraguayos Olimpia y Cerro, y en segunda fase al chileno Colo Colo. Logramos subcampeonatos nacionales y el título de 1990, que fue hermoso.

— ¿Los jugadores de antes eran tan exigentes como lo son ahora?

— No. Y los jugadores de antes le tenían más cariño a su club, se identificaban mucho con él, y no se comparan con los de ahora. Había mucho amor y mucha garra para pelear por la camiseta.

— ¿En esta su segunda gestión cómo vio a la dirigencia?

— El fútbol se hizo más duro en lo económico, pero igual volví porque mi pasión es Oriente, no tengo otro amor. Otra vez tuve alegrías, como el título ganado en 2010 con (el técnico) Gustavo Quinteros y fuimos a Copa Libertadores.

— ¿Qué notó de distinto con respecto a su primera época?

— Que ahora se acabó la era de los mecenas a la que yo pertenecí, dirigentes con principios, con otra estirpe y rango. Hoy también hay dirigentes que ponen su dinero, arriesgan su capital, pero ya no es suficiente, se debe hacer empresa porque se necesita más dinero. Aparte, antes había un trato de altura, respeto, sin insultos pese a las diferencias. Hoy un personaje cualquiera de la barra te insulta y nadie es capaz de reprocharle.

— ¿Si tuviera que decirle algo a la gente del fútbol, qué le diría?

— A los jugadores, que no maten a sus clubes con sueldos elevados y que le tengan afecto a la camiseta. A algunos dirigentes de la cúpula nacional, que cambien y dejen de lado sus intereses personales; y a los hinchas, que se conviertan en socios.

— ¿Su adiós es definitivo?

— Mi pasión es Oriente y creo que serví a mi club cuando me necesitó y fueron más alegrías, con seguridad. Será el tiempo el que dirá lo que va a ocurrir después. Yo ya tengo 63 años, 40 de ellos le di a mi club entre jugador y dirigente, y veremos qué ocurre.

Primero jugador y después dirigente

Rafael Sempértegui

Miguel Antelo fue capitán y campeón con Oriente Petrolero en 1971, cuando ese año por primera vez un equipo cruceño obtuvo un título nacional y también llevó por primera vez a un club de Santa Cruz a la Copa Libertadores de América.

“El 71 ganamos el título y el 72 y 73 fuimos subcampeones y logramos buenas campañas, porque superamos a Municipal, The Strongest y Aurora entre algunos que eran grandes rivales de la época”, recuerda el dirigente, quien abandonó el fútbol a los 23 años por cuestión de trabajo.

En 1972 jugó Copa Libertadores, torneo en el que se destacó como zaguero central. “Me acuerdo que enfrentamos a los ecuatorianos y a Chaco Petrolero de La Paz, pero antes, en 1971, nunca olvido haber jugado contra el Santos de Pelé, ganábamos 3-1 y perdimos 4-5”.

También fue parte del seleccionado boliviano que estuvo al mando de Carlos Trigo cuando en la eliminatoria de 1973 el equipo boliviano jugó contra Paraguay y Perú.

“En ese año los jugadores cruceños se abrieron campo en la selección, como Erwin Frey, Rolando Justiniano, Nemesio Leaños, Arturo Saucedo Landa y otros”.

Comenzó su corta carrera futbolística en Real Santa Cruz mientras estudiaba en el Colegio Nacional Florida.

Como empresario se inició en la importación de juguetes y actualmente tiene una empresa aduanera. Le gusta escuchar The Beatles, The Rolling Stones y los Iracundos.

PERFIL

Nombre: Miguel Ángel Antelo de Barneville

Fecha de nacimiento: Riberalta (Beni), 26-01-1950

Profesión: Administrador y economista

Este dirigente, beniano de nacimiento, es “cruceño de corazón” porque vive en Santa Cruz desde los siete años. Tiene cuatro hijos: Jean Paul, Jean Pierre, Stephani Marie y Marie Medlen.


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