Otras veces Oriente Petrolero fue a Sucre y ganó, jugando bien y marcando amplia diferencia. Ayer no fue ninguno de aquellos días porque más bien fue un día de esos para el olvido, con un equipo que no tuvo norte ni sur, y por eso perdió en su ley.
Las pocas opciones de gol que tuvo las desaprovechó por no tener el convencimiento que un equipo necesita para alcanzar metas. Universitario, sin ser un equipo todopoderoso, ganó porque las veces que llegó al arco de Carlos Arias generó peligro y en dos de esas arremetidas marcó, a través de Pinedo (cabezazo sin marca) y de Palavicini (ante una desdibujada defensa). El descuento para Oriente, gracias a un autogol de Ramiro Ballivián, solo sirvió para decorar el resultado final (2-1). Si al ganador se lo premiara por puntos, como en el boxeo, Universitario tendría que haber ganado por un amplio margen porque hizo más daño que su rival.
En el primer tiempo tuvo al menos cinco aproximaciones con peligro de gol y solo marcó una vez, contra solo dos llegadas de Oriente; en una, con un fuerte remate de Hoyos desde lejos y en otra en la jugada del penal de Loras a Duk y que Mojica desperdició rematando suave y anunciado al lado izquierdo del arquero Marcelo Robledo (30’).
En el segundo tiempo Oriente tuvo más tiempo la pelota, pero siguió careciendo de gol, pese a que el DT Tabaré Silva mandó a la cancha a otro hombre más de ataque (Martínez) para acompañar al solitario Duk.
Oriente generó más opciones de gol que en la primera etapa, pero le faltó efectividad, como aquella jugada que tuvo a Duk como protagonista y erró (47’) y al rebote Mojica remató pifiado. Universitario también tuvo algunas opciones para marcar, pero Arias puso la mano en un par de veces y en otras el travesaño dijo no. El 2-0 nació de un contragolpe tras una mala entrega en la zona media y Palavicini, dejando en el camino a Brau, mandó el balón al fondo de las mallas a pesar de la estirada de Arias.
El gol del descuento
Cuando se jugaban dos minutos de adición, Oriente se encontró un inmerecido premio con un autogol de Ballivián, luego de que Duk bajara el balón con el pecho y se perfilaba para fusilar a Robledo. No había tiempo para más. Universitario venció a un desconocido Oriente, sin alma ni ambición, dando la impresión de estar cansado en este transitar cada vez más difícil, camino a un título que se va esfumando
Brau, D. Bejarano y Duk no estarán ante Wilstermann
Oriente Petrolero la pasó mal ayer en Sucre (vuelve derrotado) y para colmo de males, el equipo albiverde llegará disminuido al partido de local frente a Wilstermann, el próximo domingo, por la ausencia confirmada de tres jugadores que son habituales titulares.
Mariano Brau (31’), Danny Bejarano (70’) y Yasmani Duk (74’) acumularon ayer su quinta cartulina amarilla y automáticamente se perderán el duelo frente a los aviadores, por la fecha 15 del Clausura.
Para cubrir esos puestos, el entrenador Tabaré Silva tendrá que hacer una variante obligada en el sector defensivo (Wílder Zabala puede ir como lateral para que Hoyos juegue como central); en el medio campo Brahian Égüez puede seguir teniendo minutos (en vez de Bejarano) y en la delantera, sin Duk y casi seguro sin Alcides Peña, es un hecho que será titular el atacante uruguayo Federico Martínez, que ayer remplazó a Égüez, probablemente teniendo como acompañante a Rodrigo Vargas, que también jugó unos minutos ayer en Sucre. Justo en la recta final del torneo, Oriente queda disminuido, en unos casos por lesión y en otros por límite de tarjetas amarillas. Zabala, con cuatro, se encuentra también al borde de una suspensión. Luis Méndez, Pedro Azogue y Ronald García vienen arrastrando severas lesiones. Carlos Enrique Áñez, un extahuichi, y Alcides Peña están en proceso de recuperación.
El equipo retorna hoy y se enfocará en Wilstermann.
No alcanza con ganar en casa
Roly Callaú Cruz - Periodista
Oriente estaba obligado a ganar ayer y fracasó en su intento. Fracasó porque no tuvo norte ni sur. El equipo de Tabaré Silva parecía jugar a 20 km/hora cuando el otro iba a 80. Llega poco con sensación de gol al arco rival, pero tampoco le saca provecho, como el penal desperdiciado por Mojica. Para ser campeón no basta con inflar el pecho por ganar a su clásico rival o golear a un Bolívar, agrandado por estos días y con los bolsillos llenos de dólares. Aparte de ganar esos partidos, que de por sí debe ser una obligación sin esperar los malacostumbrados premios, hay que sacar puntos fuera y a Oriente le cuesta hacer el trabajo completo. Ni logra el total de los puntos en casa (perdió ante Universitario y empató con Guabirá) ni marca la diferencia en el interior (solo empató con Aurora y Wilstermann). Para ser campeón hay que ganar aquí y allá, y lamentablemente este Oriente no está hecho para una misión de esas.
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