lunes, 1 de septiembre de 2014

Oriente Petrolero gana 2-0 el clásico cruceño

Y esto parece de nunca acabar. La historia de los clásicos ya es clásica: Oriente es el que al final termina festejando. El 2-0 de anoche ante Blooming en el Tahuichi lo ratifica como dominador del partido más importante que se juega en Santa Cruz. Lo de la academia resulta patético: demasiada tensión, pocas ideas y un pavor desmedido cuando se ve en desventaja.

La victoria albiverde no admite discusión y los tres años, cuatro meses y siete días de dominio simplemente refleja la realidad que hay entre uno y otro cuando están en cancha. Para destacar a Ronald Raldes, Danny Bejarano y Alejandro Meleán, que fueron un soporte cuando se los requirió. Blooming, en cambio, no encontró la fórmula y hay varios aspectos para aquello.

Bajo en marca y proyección por los laterales con Miguel Hurtado y Leonel Morales y sin veneno en ofensiva con Martín Minadevino y Matías Manzano. Esto le permitió a Oriente tomar ventaja en la primera etapa. Encimó a su rival de entrada, le cortó casi todos los circuitos de ataque (Minadevino y Salinas quedaron sin protagonismo) y penetró con facilidad por las puntas. El trabajo de Bejarano y Meleán por izquierda y de Vargas y Dos Santos por derecha, le daban a Oriente la fortaleza necesaria para hacer daño. E hizo daño. Y el mejor en esa etapa fue un volante: Meleán.

Con los de Villegas como claros dominadores, sobre todo tras los avisos de Mojica y Meleán de zurda, vino el desahogo. Esas constantes penetraciones por los costados trajeron el primer golpe: centró Vargas desde la derecha y por izquierda, solo, puso de cabeza Meleán el 1-0 (22’). Como era de esperarse, explotaron los orientistas en medio de la algarabía en cancha por la conquista.

Blooming no andaba, esperaba e intentaba salir en contra, pero la cobertura albiverde obligaba a reconstruirse cada vez. El tiro libre de Minadevino y el cabezazo de Torrico no bastaron, encima Meleán por poco clava el segunda con una espectacular chilenita que Hugo Suárez tapó. Los nervios del clásico afloraban y los manotazos entre Federico Pereira y Richar Estigarribia obligaron al juez a mostrarles la roja, y no solo a ellos, porque después, se fueron Ariñez (ayudante de campo en Oriente) y el técnico celeste, Mauricio Soria (se la agarró con un Policía que quiso calmarlo tras el incidente con Ariñez).

La salida del zaguero originó el ingreso de Pablo Pedraza para reforzar el boquete que dejó Pereira y Morales, de mal primer tiempo, fue el sacrificado. Oriente, en cambio, no movió esquema, se mantuvo sin referente de área hasta el final de la etapa. El equipo jugaba sin demasiada presión y bastaba con Vargas y con Mojica para merodear a Hugo Suárez.

Paternidad indiscutible

Obligado por las circunstancias, Soria tuvo que incluir a Sergio Almirón desde el inicio del complemento, en procura de ganar en ofensiva, pero el problema de Blooming era aún mayor: casi siempre falló el pase decisivo. Joselito Vaca, Pablo Salinas y el propio Sergio Almirón terminaron con un trabajo improductivo. Este aspecto fue bien aprovechado por Oriente, que, apelando al contragolpe, liquidó el pleito.

Es cierto, la academia se adueñó de la pelota en gran parte del complemento, pero de nada le sirvió porque no fue picante. Villegas, transcurrido el primer cuarto de hora, optó por incluir a Yasmani Duk para que fuera un referente de área respaldado por Mojica, que siempre genera riesgo, pero lo del camireño fue paupérrimo, impreciso, dubitativo y hasta lento. Varias jugadas de riesgo las terminó diluyendo y, de no ser por la inseguridad de Blooming en los contragolpes, pudo haberle costado caro.

Con Blooming lanzado en ataque, Ronald Raldes y Danny Bejarano se comenzaron a agigantar, con ellos el buen Carlos Áñez por derecha, que siempre fue hasta el fondo y que incluso sacó un riflazo (74’) que casi termina en el ángulo izquierdo de Suárez. Con poco peso arriba, Oriente necesitaba que alguien frotara la lámpara para asegurar su triunfo, y ese alguien fue el brasileño Dos Santos (78’). Con el clásico en un pozo por las opciones de riesgo, el volante sacó un bombazo que terminó en el ángulo del arco celeste (golazo).

Desde las gradas comenzó a bajar el “Blooming decime qué se siente....”, mientras los hinchas celestes abandonaban tristes las graderías del Tahuichi. De ahí para adelante el partido murió, porque Oriente optó por controlar el juego y su rival quedó sin reacción. Bejarano, Raldes, Meleán, y por momentos, Mojica terminaron abrazados tras haber cumplido una vez más en el clásico. Van 13 clásicos que Blooming no les puede ganar y los días de ‘sequía’ se alargan. Por el momento, la historia del partido más importante en Santa Cruz, parece ser una historia sin fin

BLOOMING, SIN VENENO PARA HACER DAÑO

Al clásico de ayer, Blooming llegaba con el pecho inflado. Venía de ganarle de visitante a Universitario, invicto y con la valla en cero, pero debía coronar este buen inicio ganándole a Oriente en el Tahuichi. Era el partido en que debían aparecer Martín Minadevino, Joselito Vaca, Pablo Salinas o Matías Manzano, pero ninguno brilló; es más, Blooming pareció no tener veneno cuando fue al ataque, fueron pocas las opciones serias de riesgo que generó.

Álex Arancibia, que remplazó al suspendido Carlos Arias en el arco albiverde, tuvo una noche cómoda, con intervenciones justas y sin demasiados inconvenientes. Muchos hinchas se miraron la cara cuando vieron que Sergio Almirón (el mejor jugador de la academia en el anterior torneo) no comenzaba desde el inicio y aunque Mauricio Soria lo mandó a la cancha en el complemento, su equipo ya era otro, sin Pereira en la zaga y con compañeros venidos a menos por la desventaja.

Así le era muy difícil hacerle daño a Oriente, que se defendió bien con Ronald Raldes como líder indiscutible. La academia acabó con la pelota, pero con ataques demasiado pobres y, con ese panorama, todo fue más fácil para los albiverdes.

Soria terminó conversando con un Policía

Una familia orientista que recibió entradas de cortesía para la tribuna de Blooming se vio obligada a abandonar el sector ante la presión de los celestes. A uno de los integrantes le hicieron comprar una polera celeste y ponérsela encima de la verde que vestía.

Después de que acabó el partido, el técnico Mauricio Soria salió a la cancha a conversar con un policía. En el entretiempo, y tras ser expulsado, le reclamó al árbitro Orosco el porqué le sacó la roja. “El Policía me dijo que me iba a hacer botar y él no tiene autoridad para sacarme de la cancha”, le dijo molesto. Soria se fue por el reclamo airado a un uniformado que intentó calmarlo tras el encontrón con Roberto Ariñez, de Oriente.

EL OJO CRÍTICO



CAÍDO DEL CIELO
THIAGO DOS SANTOS
Se estrenó oficialmente en un clásico cruceño con un golazo desde unos 30 metros. Ante la sorpresa de casi todo el estadio, sacó un riflazo que se coló en el ángulo izquierdo de Hugo Suárez.

EL DURO
DIDÍ TORRICO
Se jugaba el minuto 57’ del partido cuando Meleán intentó encarar por izquierda. De pronto, la dura entrada de Torrico lo derribó y el juez no dudó en amonestarlo. Fue una de las jugadas más recias.


PREMIO LIMÓN
MARTÍN MINADEVINO
Era el partido en que debía aparecer en Blooming, pero no lo hizo; apenas se lo vio en dos tiros libres. Su rendimiento obligó al técnico Soria a sustituirlo en el complemento. Lució bajo.

LA FIGURA
DANNY BEJARANO
Buen trabajo del volante defensivo de Oriente. Quitó y entregó bien y fue clave para cortar el circuito de avance de su rival. Además, se replegó con Raldes (otro que destacó) y con Brau cuando fue necesario. Hizo un buen partido.

El pavor de verse en desventaja
Mauricio Cambará F. - PERIODISTA
En la previa y gracias a las estadísticas de mi buen amigo Joseph Bravo, intentamos, desde varios ángulos, encontrar una respuesta a por qué Blooming no le gana a Oriente en los clásicos. Tras varias horas de análisis y tertulia, llegamos a una conclusión: hay un pavor ‘in extremis’ de los celestes de verse en desventaja; ese es un aspecto clave que Oriente sabe aprovechar bien.
Los más de tres años de supremacía albiverde lo dejan en claro. Hay presión, tensión, responsabilidad extra en el plantel por sacudirse de esta mala racha que atormenta a sus hinchas. Y esto provoca errores que en otros partidos no se ven. Ante Oriente, hoy es como volver a empezar, no hay confianza y si el rival te golpea primero, es casi un hecho que te ‘mata’. Blooming necesita, desde la cabeza, espantar sus fantasmas, tomar confianza e intentar sacar peso de la mochila pesada que hoy carga. Si no es así, esto tiende a seguir


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