El hecho que de el arquero del equipo local termine ovacionado tras una fantástica actuación y el rival poniéndote contra tu arco, es que algo anda mal, no encaja y, mucho más si se trata de un equipo “grande”.
Eso le pasó ayer a Oriente Petrolero que, es cierto que se quedó con los tres puntos pero, si los merecimientos también recibieran puntos, Universitario no se haya ido con la derrota porque lo mereció largamente pero se encontró con Rómel Quiñónez, que tapó hasta lo imposible.
Oriente ganó, pero con más sombras que luces, con un rendimiento paupérrimo, que está lejos de lo esperado que si hubiera sido un rival más preciso, hasta pudo quedarse sin nada.
El gol y nada más. El partido era chato, sin nada importante, nada para destacar con solo intenciones de unos y otros.
Eso ocurrió hasta pasado los diez minutos cuando la recibió Meza dentro del área, se hamacó para un lado y para otro y como no tenía mucho espacio decidió un remate sin potencia pero que tuvo mucha dirección y esta se alojó lejos del alcance de Brun, 1-0.
La 'U' apareció. Contrariamente a lo esperado, de que Oriente iba a ir en busca del segundo, el que mejor se paró fue la U porque a los 14' tras una serie de rebotes, Borda remató de lejos y atajó Quiñónez. A los 22' vuelve a inquietar pero Pascua remató a un lado, después hubo un tiro libre de Bejarano pero sin mayor importancia y la primera gran atajada de Quiñónez fue a los 42 cuando tras una rechazo, Borda con un gran cabezazo empalmó pero el portero en brillante atajada dijo no.
Un espejismo. Tras la reanudación, Oriente mostró su mejor versión, tocaron en velocidad, en diagonal y el 2-0 estuvo cerca luego que Lizio puso un balón de ensueño a Freitas pero este la tiró afuera y, casi acto seguido, Freitas vuelve a fallar un gol casi cantado.
Todo de 'U'. Pero como por arte de magia, Oriente desapareció y apareció la “U” que lo metió en su zona y ahí estuvo Quiñónez en toda su dimensión.
A los 26 salvó casi de milagro un cabezazo de Pascua y a los 40' Brun ejecutó un tiro libre que viajaba a la red y otra vez Quiñónez en una segunda tapada portentosa.
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