La fanaticada puso su sello en el clásico 181, no le importó que sus equipos no jugaran bien, porque se encargaron de apoyar de la mejor manera. Unos utilizaron extintores y la pifiaron, otros se tardaron en utilizar su pirotecnia... pero todos se dedicaron a dejar el alma en la cancha. Dos veces estalló el 'Tahuichi', un grito para desahogarse y sacarse la bronca fueron los condimentos que la fanaticada se permitió en un partido para el olvido. No hubo ni ganadores ni vencidos y eso ya comienza a sentir ambas partes.
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